Lo que parecía una intervención rutinaria terminó destapando uno de los mayores escándalos financieros en la historia del sistema de salud colombiano. El Superintendente Nacional de Salud, Giovanny Rubiano García, lanzó una advertencia contundente: “Esto es apenas la punta del iceberg”, al referirse al hallazgo de un posible desvío de más de $70 billones de pesos en la Nueva EPS.
Este explosivo descubrimiento surge tras la imputación de cargos por parte de la Fiscalía General de la Nación a exfuncionarios de la EPS, acusados de haber manipulado deliberadamente los estados financieros de la entidad para esconder deudas multimillonarias y evitar así una intervención.
Según Rubiano, “de comprobarse esta alteración contable, estaríamos frente al mayor fraude en la historia del manejo de los recursos de la salud en Colombia”. La Supersalud no solo entregó nueva información clave a la Fiscalía, sino que permitió consolidar pruebas que comprometen a varios exdirectivos por delitos como falsedad en documento privado, fraude procesal, peculado por apropiación y omisión en el control de recursos públicos.
Las alarmas se encendieron aún más con la revelación de pasivos ocultos por varios años y una gigantesca base de datos con facturas que suman más de $4 billones, jamás registradas oficialmente.
Rubiano enfatizó que “las medidas de intervención sí funcionan, pero requieren tiempo”, y este caso lo demuestra. La información recabada no solo activó procesos penales, sino que ya fue trasladada a la Contraloría y la Procuraduría, lo que anticipa un efecto dominó de acciones disciplinarias y fiscales en los próximos meses.
Este capítulo podría marcar un antes y un después en la lucha contra la corrupción en el sector salud colombiano. ¿Quién responderá por esta millonaria tragedia financiera?