La ciudad de Bogotá será la sede de un evento de gran relevancia internacional: la Cumbre de los Estados Parte del Tratado de Cooperación Amazónica (TCA), programada para el 22 de agosto de 2025. Esta reunión representa un paso decisivo para la integración regional y la protección del bioma amazónico, uno de los ecosistemas más vitales para el equilibrio climático global.
El objetivo central de la Cumbre es adoptar una declaración conjunta que articule los compromisos de los países miembros en torno a tres ejes fundamentales: la preservación ambiental, el desarrollo social sostenible y la respuesta coordinada frente al cambio climático. La expectativa es que, a partir de este encuentro, se definan acciones concretas que fortalezcan la cooperación en la Amazonía, región que alberga la mayor biodiversidad del planeta y desempeña un papel esencial en la regulación del clima mundial.
Este encuentro responde al párrafo 113 de la Declaración de Belém, donde se agradeció al Presidente de Colombia por su ofrecimiento de convocar y realizar la Cumbre en agosto de 2025. Dicho compromiso fue reafirmado el 3 de febrero de 2025, durante la XV Reunión de Ministros de Relaciones Exteriores en Paramaribo, Surinam, y quedó plasmado en la Declaración de Paramaribo, en la cual los Estados Parte acogieron con satisfacción la iniciativa colombiana.
La importancia de esta Cumbre trasciende las fronteras nacionales. La Amazonía, considerada el “pulmón del mundo”, enfrenta amenazas crecientes derivadas de la deforestación, la minería ilegal y los efectos del cambio climático. La cooperación internacional se presenta como la vía más efectiva para garantizar su preservación, equilibrando las necesidades de desarrollo económico con la protección de los recursos naturales y las comunidades que habitan en la región.
En conclusión, la Cumbre de Países Amazónicos en Bogotá se proyecta como un escenario clave para construir consensos, fortalecer la integración regional y asumir compromisos reales que permitan salvaguardar la Amazonía para las futuras generaciones. Su realización en 2025 marcará un hito en la diplomacia ambiental y en la historia de la cooperación latinoamericana.