El "fracking" o fractura hidráulica es una técnica que consiste en inyectar grandes cantidades de agua y sustancias químicas a alta presión para quebrar la roca madre y liberar así petróleo y gas.
El Gobierno de Iván Duque expidió en las últimas semanas un decreto con las normas técnicas para permitir proyectos pilotos de investigación de "fracking" para revisar su viabilidad.
El Consejo de Estado, el máximo tribunal administrativo de Colombia, aprobó una suspensión en 2018 para esta técnica y estudia actualmente una demanda que busca prohibirla.
Puerto Patiño -que mira de frente a la ciénaga Doña María en el río Magdalena, la principal arteria fluvial de Colombia- es candidato para que un proyecto de "fracking" extraiga petróleo a menos de un kilómetro del centro del pueblo.
Uno de los problemas es que el polvo cubre los techos de zinc de este pueblo de 900 habitantes, a cinco horas en automóvil de Valledupar, la capital del Cesar, el departamento del norte de Colombia al que pertenece ese pueblo.
Como Puerto Patiño, otras poblaciones bañadas por el río Magdalena, de 1.500 kilómetros de longitud, postulan a alojar los pozos y convertir el valle del Magdalena Medio en la zona cero del "fracking" en Colombia.
Su población más grande, Barrancabermeja, apodada "la capital petrolera de Colombia" en la que las llamaradas de su refinería no paran de humear, tiene problemas de potabilidad y de alcantarillado tras cien años de promesas de abundancia de la industria petrolera.
Los partidarios del "fracking" argumentan que con esta técnica se crearán nuevos empleos y se garantizará la soberanía energética del país, en el que el petróleo y sus derivados constituyeron el 40 % de las exportaciones en 2019, según datos del Ministerio de Comercio.
"Si se valida su potencial, los cuatro proyectos piloto de fracking que están ahora sobre la mesa podrían significarle al país 450.000 barriles diarios adicionales de petróleo y reservas de petróleo y gas por más de 25 años", explica Francisco José Lloreda, presidente de la Asociación Colombiana del Petróleo.
La principal preocupación de sus detractores recae en las implicaciones que pueda tener el "fracking" en el medioambiente y en las comunidades.
En el caso del agua utilizada para la fractura hidráulica y que es mezclada con químicos pesados, la preocupación no es "tanto sobre las sustancias que se utilizan sino por el proceso de descontaminación de esas aguas, que generan unos subproductos en forma de lodo o de gases", explica el ingeniero sanitario Pedro Rodríguez.
"La gran preocupación es que creemos que esos lodos van a ir a sistemas de disposición de residuos sólidos, a basureros, como está pasando en Argentina con el yacimiento petrolífero de la Vaca Muerta", dice Rodríguez.
El impacto ambiental es evidente, es un atentado contra la salud pública de los colombianos que producira daños irreparables en el ambiente. Al parecer al Presidente de la República solo le interesa el beneficio de las grandes industrias pretroleras dejando a un lado lo mas preciado que es el agua, elemento escencial para la vida de los seres humanos y ecosistemas.
"Cincuenta pozos de petróleo no tienen el valor de un ecosistema", expresa desafiante el líder social Javier Vega bajo la sombra de un árbol, único refugio para los 40 grados que calientan el pequeño pueblo de Puerto Patiño, en el valle del Magdalena Medio colombiano.
Como muestra de la problematica social y ambiental, a modo de parodia y sarcasmo, el humorista Alejandro Riaño que personifica a "Juanpis Gonzalez" realizo una analogia de la situación. Mire el video a continuación:
Sábado, 17 de Abril de 2021.