#Opinión

    “COLOMBIA EL PAÍS DE LOS EXTREMOS” 

    “Nuestra insignia es la desmesura.

    En todo: en lo bueno y en lo malo, en el amor y en el odio (…)

    Somos capaces de los actos más nobles y de los más abyectos,

    de los poemas sublimes y asesinatos dementes, de funerales jubilosos y parrandas mortales.

    No porque unos seamos buenos y otros malos,

    sino porque todos participamos de ambos extremos.

    Llegado el caso –y Dios nos libre- todos somos capaces de todo”.

                                                                                                                  

    Gabriel García Márquez, 1996

    Por: Jaime Gómez Camacho

     

    Este fragmento de nuestro Nobel de literatura, intenta definirnos como sociedad, aparece a manera de homenaje en el libro cuyo nombre tomé para titular esta columna. (1)

     

    Agradezco a VOCES REGIONALES (Luis Jaime Montaño Fernández), por su invitación a reanudar esta columna.

     

    La caracterización de una sociedad se va formando a medida que se van construyendo las superestructuras económicas, sociales, culturales, normativas etc. Con un poco de juicio, si nos adentramos en cada una de ellas, iremos encontrando las anheladas respuestas a nuestras eternas preguntas: ¿por qué somos así? Y ¿por qué estamos como estamos?

     

    Cuando nos digan que somos “el país de extremos” (Duran-Cousin) o que “nuestra insignia es la desmesura” (García Márquez), es nuestro deber no dejar pasar sino cuestionarnos y buscar respuestas.

     

    Dependiendo de nuestra sensibilidad por las dificultades que pasa nuestro país, la cuestión puede resultar desmesuradamente fascinante al contrastar por ejemplo experiencia, conocimiento, lectura y realidad visible.

     

    Para ser claros, tomemos un ejemplo que empieza siendo un titular periodístico pero que en realidad es un escándalo que nos plantea preguntas y respuestas y obviamente ganas de decir o hacer algo con nuestra actitud ciudadana:

     

    El Banco Mundial, acaba de presentar un informe llamado “Hacia la construcción de una sociedad equitativa en Colombia”, donde destaca la preocupación por el estado de desigualdad social que sufre nuestro país. La preocupación es porque dentro de la comunidad OCDE, Colombia ocupa el primer lugar en desigualdad social de acuerdo con la medición que arroja el coeficiente Gini (0.53) y también porque ocupamos el segundo lugar de inequidad en la región. Explican que esa realidad es sencillamente aterradora en términos sociales, convertible en altos índices de inseguridad, negación de paz y democracia y el fatídico acercamiento a ser declarados como país inviable.

     

    Nos muestran cómo en los dos últimos años 3.5 millones de colombianos ingresaron a la pobreza multidimensional, más conocida como pobreza absoluta. Se calcula que en total hay 25 millones de colombianos en esa situación. La desmesura en este caso es que mientras 3.5 millones de colombianos ingresan a la millonada de pobres, en cabeza de 8 o 10 familias está el crecimiento económico del país calculado para este año en 7.3%, una barbaridad al monetizarlo, a la vez que es el crecimiento más alto de la región. Es decir que cuando al presidente se le llena la boca diciendo que somos el país que más crece económicamente en la región, eso no tiene nada que ver con 30 o 35 millones de colombianos y sí mucho que ver con los 8 o 10 apellidos que hacen que el agua baje al molino. La cada vez más pequeña franja de entre 5 y 10 millones de colombianos, lo que antes se llamaba la clase media, es sin duda la más golpeada aunque logra sostenerse al “escurrir” algo de los tres “pilares de la economía nacional”, que son los contratos o negocios que genera el Estado o Presupuesto Nacional que llaman, financiado primordialmente por impuestos y regalías provenientes de la denominada economía fósil: el petróleo, el carbón y el gas.

     

    Este pilar está mandado a recoger en el mundo puesto que está predestinado a acabar la vida en el planeta,  ya ha empezado por el calentamiento global.

     

    Negocios que la mayoría son adjudicados mediante clientelismo y corrupción; el segundo pilar de la economía es la especulación desarrollada por el sector financiero, es decir, los bancos, las corporaciones y los fondos de pensiones, resultando ser el sector económico más concentrador de riqueza; y el tercer pilar de la economía es el narcotráfico, sustento de violencia e inequidad.

    Estos dos últimos “bastiones” por trabajar mancomunadamente representan los mayores volúmenes de dinero y de poder, sobre todo poder político, beneficiando directamente a las consabidas 10 familias de siempre.

     

    Aunque tratado superficialmente, sin lugar a dudas este es un ejemplo de los muchos temas que podemos analizar y que si los debatimos o trabajamos conscientemente, nos ayudaran a entender nuestra realidad queramos cambiarla o no.

     

    Aprovechando la cita a García Márquez quien nos enseñó que en nuestro país la realidad supera a la ficción, imaginémonos cuanto podemos avanzar si le buscamos explicación a los contrastes que suceden en nuestro entrañable Macondo; por ejemplo, paralelo a la escritura de estas líneas, estoy viendo la noticia que esos arrechos campesinos de Norte de Santander decidieron liberar a 180 soldados del ejército colombiano a quienes mantenían rodeados,  difícilmente encontraremos otra parte donde suceda esto.

     

    O díganme en qué país con 100 masacres en lo que va del año, con más 180 líderes sociales asesinados en este gobierno, con decenas de jóvenes desaparecidos y cerca de 50 muertos por participar en protestas y el presidente sale a decir que en Colombia como nunca antes se respetan los derechos humanos y gana premio con tamaña falsedad. También ganó premio disque por defender el medio ambiente y es el país del mundo donde más defensores del medio ambiente han asesinado en toda la historia. O dónde consigue uno un expresidente con más de 260 procesos judiciales a cuestas, entre ellos paramilitarismo, relaciones con narcotráfico, y el asesinato de 6.402 jóvenes que denominaron falsos positivos. No sigo porque si enumero los casos que la vicepresidenta llama “tragedias familiares” de corrupción o de narcotráfico cometidos por funcionarios públicos, nos tocaría copar toda la edición de VOCES REGIONALES. Nadie nos va a creer en el mundo que frente a esta realidad hay todavía gente dispuesta a jugársela toda para que esto siga igual sin valorar su propia vida y el futuro de sus hijos.

     

    Son temas ejemplo que si le metemos el diente poco a poco podemos encontrar si son o no justificados los calificativos de país o sociedad de extremos o el de que somos capaces de todo.

     

    P.D. Recomiendo la lectura del libro COLOMBIA EL PAÍS DE LOS EXTREMOS  del doctor en ciencias internacionales, Eduardo Duran-Cousin, encontraremos muchas respuestas y nos haremos muchas preguntas.

     

    Lunes, 1 de noviembre de 2021.

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